jueves, 31 de mayo de 2012

La estrategia del Delfin



Cuenta una leyenda africana
que los seres humanos
comparten su corazón con
un animal, sea una carpa, un
tiburón o un delfín. La carpa
sigue la ley de la menor
resistencia. Es casi ciega y
apenas está al corriente de
lo que sucede a su alrededor.
Vive desconectada de la
realidad. Tiene mucho miedo
a decir no y piensa que el
universo es un lugar donde
reina la escasez. Su lema
vital es “no jugaré porque
no voy a ganar”. Se limita a
dar vueltas y vueltas en su
pequeño estanque, creyendo
que vive en el más grande
de los océanos. Es incapaz de
ver a corto y a largo plazo;
se contenta con sacrificar
toda su existencia en el altar
del miedo, proclamando su
calidad de víctima.
El tiburón siempre quiere
aventajar a los demás. Su
limitada visión le permite ver
el corto plazo, pero le impide
atisbar las consecuencias. Es
un artista, siempre gana…a
costa de los demás. No tiene
confianza en sí mismo ni en
quien le acompaña y no le
inspira confianza a nadie.
Piensa que el universo es un
lugar de escasez, en el que
no hay bastante para todos.
Y decide quedarse con lo
que cree que le corresponde,
cueste lo que cueste.
Por último está el delfín, un
animal que tiene una manera
única de comunicarse con
quienes le rodean. No vive
para asegurar su supervivencia,
sino para alimentar
la confianza en sí mismo y
en los demás. Disfruta del
juego ganar-ganar, y sabe
hacer más con menos. Vive
a largo plazo y, al mismo
tiempo, permanece atento al
presente. Y sabe que el universo
es en potencia un lugar
abundante, en el que hay
de todo para todos. Piensa
que para que él gane nadie
necesita perder, a no ser que
insista en ello, y entonces
esa es su decisión.